La cercanía de la primavera se vive a pleno en el “patio de las placas” de la Casa Histórica. La siesta es a pleno sol, con un formidable lapacho rosado oficiando de manto protector sobre el equipo de “Latido en piedra”. Están ensayando la obra que esta tarde podrá verse allí mismo, con entrada libre y gratuita; un tributo a la memoria de Bernabé Aráoz con un condimento extra: la inauguración -en vivo- de un busto del prócer.
Milagro Muñoz Molina, directora y dramaturga, sigue al detalle cada movimiento de Mauricio Varela, protagonista del unipersonal. “Latido en piedra” cuenta la historia de un artista encargado, justamente, de darle forma a esa escultura de Aráoz. Y lo que necesita es hallar un matiz en el rostro que pacientemente va trabajando, nada menos que el gesto que sintetice todo lo que Bernabé simboliza. ¿Cómo lo conseguirá?
A la directora la asisten Mariano Juri y Joel Alonso Quirico, mientras, a un costado, de la guitarra de Miguel Papi Domínguez van emergiendo notas que son tanto música como estados de ánimo. La primera pasada fluye hacia el clímax: el descubrimiento del busto de Aráoz. Será toda una sorpresa para el público.
La convocatoria
El 10 de septiembre de 1812, en La Encrucijada (Burruyacu) se encontraron Manuel Belgrano y Bernabé Aráoz. Allí se acordó plantar bandera y librar en Tucumán la batalla que resultaría clave para la Independencia nacional. De allí la decisión de celebrar hoy el Día del Prócer Tucumano. Pues bien; 213 años después ese episodio vuelve a cobrar vida en la Casa Histórica, no desde los libros ni desde los discursos solemnes, sino a través de la sensibilidad del arte. Porque más que una recreación lineal de hechos, la puesta construye un espacio de evocación, donde la memoria oral, los recuerdos familiares y los silencios de la historia oficial se funden en un relato íntimo.
Una mirada cinematográfica sobre Bernabé Aráoz, el documental que revisita a un caudillo tucumano“‘Latido en piedra’ nace por una solicitud de José María Posse, director de la Casa Histórica, quien pensó en cómo transmitir la humanidad de Bernabé Aráoz a la gente en ocasión de la inauguración de su busto en el tercer patio”, explica Muñoz Molina. Ese pedido fue el punto de partida para un trabajo de dramaturgia que buscó tender puentes entre la memoria oficial y la sensibilidad popular.
Muñoz Molina reconoce que el proyecto también se nutrió de su propia biografía: “mi mamá es Doctora en Historia, mi papá es hijo de historiadores. Crecí rodeada de curiosidad por lo que nos pasó como pueblo. Esta obra es también un deseo personal, transformar ese conocimiento en un lenguaje que me interpela y me conecta con mi creatividad”.
El proceso incluyó mucha investigación, consulta de textos y documentos, y la colaboración estrecha con la Casa Histórica. Pero la clave de la dramaturgia no estuvo en los datos duros sino en lo que falta en los libros. “De Bernabé Aráoz hay poco en la historia escrita y mucho en el ‘dicen que dicen’, en las narraciones orales que se transmiten de generación en generación -destaca-. Esa ausencia es también presencia, porque nos obliga a mirarnos en lo que somos como pueblo”.
En acción
“El escultor busca en los recuerdos de su abuela la imagen de Aráoz. No le basta con los documentos ni con los manuales. Necesita más; la sangre, la emoción de esas historias que le contaban de chico”, señala la directora. Este recurso narrativo habilita un juego de espejos: así como el escultor intenta modelar una figura que nunca vio, la obra misma esculpe a un prócer intangible, que se manifiesta en la evocación colectiva.
Según Muñoz Molina, ese gesto tiene una potencia política y cultural. “La dramaturgia transmite que lo que contamos, lo que circula en la oralidad, es tan importante como la historia oficial. Eso también somos nosotros”, subraya.
Avanza el proyecto para declarar a Bernabé Aráoz como héroe nacionalEl desafío actoral recayó en Varela, quien ya había interpretado a José de San Martín y ahora vuelve a sumergirse en la historia desde otro lugar. “Cuando Mili me propuso actuar en la Casa Histórica lo sentí como un honor enorme. Es la segunda vez que me toca hacerlo aquí; para mí este lugar tiene un valor cultural y nacional muy fuerte”, afirma.
Varela encarna al escultor con una actuación que rompe la barrera del escenario. La obra se despliega al aire libre, entre el verde del jardín y el busto de Aráoz, con el público dispuesto en proximidad. “No hay escenario convencional -apunta-. Caminamos entre la gente, miramos a los espectadores a los ojos. Esa frontalidad genera una intimidad muy especial”.
El contacto directo con los presentes convierte a la función en una experiencia compartida más que en una representación distante. El espacio -las paredes, los árboles, las flores de la Casa Histórica- funciona como escenografía viva y como marco simbólico.
La dimensión sonora es central en “Latido en piedra”. Papi Domínguez, integrante del Coro Estable de la Provincia, aporta lo que él define como un “paisaje sonoro”. “La idea es acompañar al escultor con sonidos que evoquen lo que estaría escuchando en ese momento. No son canciones concretas, sino climas que transmiten emociones: hay aires de zamba, un minué, distintas tonalidades que marcan la aparición de las evocaciones”, explica.
Bernabé Aráoz, un héroe nacional en construcciónEl proceso creativo se fue delineando en los ensayos. “Más allá de que el texto ya estaba escrito, cuando uno pone el cuerpo las escenas cambian -añade-. A medida que veía los ensayos, iba encontrando dónde sumar un condimento sonoro. Así se armó este diálogo entre actuación y música”.
Lo valioso
El grupo recalca que el sentido del proyecto trasciende lo artístico. “El teatro está en crisis, la cultura está en crisis. Que la Casa Histórica nos abra las puertas y confíe en el teatro como forma de comunicar es un orgullo enorme”, subraya Muñoz Molina.
Varela lo expresa en términos de responsabilidad: “actuar para los próceres en la Casa Histórica es un desafío enorme. No es sólo un trabajo actoral, es un compromiso con nuestra memoria”.
Bernabé Aráoz: ¿puede ser considerado el "padre de la tucumanidad"?La obra no busca resolver esa tensión sino habitarla. El escultor representa a cualquier artista, historiador o ciudadano que intenta recomponer las piezas del pasado con lo que tiene a mano: documentos, relatos, recuerdos. En ese sentido, la obra dialoga con debates actuales sobre el valor de la historia oficial frente a las memorias subalternas. “Es difícil encontrar a Aráoz, pero al mismo tiempo está en todas partes. Está en lo que somos, en nuestra humanidad, en nuestra historia”, resume Muñoz Molina.
La música, la palabra y la actuación se entrelazan para decir que recordar no es repetir sino recrear, volver a darle forma a lo que nos constituye. “Para nosotros es un honor y un orgullo estar en la Casa Histórica haciendo teatro -afirma la directora-. Pero sobre todo es una manera de afirmar que la cultura sigue viva, que el teatro sigue siendo un lenguaje capaz de comunicar lo que somos”.